Paco dejó su trabajo hace 3 años debido a el moving y la presión recibida diariamente por sus superiores, llego a un acuerdo para que lo echaran del trabajo sin cobrar un sucio duro para poder cobrar el miserable subsidio por desempleo, desde entonces Paco se encerró en su casa con el único contacto social que Internet le proporcionaba, solo salía al exterior a comprar al hyper de la esquina, dormía cuando los ojos lagrimosos de la radiación del monitor empezaban a transmitir a su cerebro lucecitas y manchas blancas o un punzante dolor de cabeza impedía a su cerebro pensar.
Jugaba a varios juegos on-line que eran como varios roles de su vida, en todos ellos era uno de los mejores puesto que se pasaba días enteros jugando, incluso sin parar para alimentarse o defecar, era un poderoso mago que vencía en segundos a cualquier adversario, también era un excelente estratega que sabía perfectamente como colocar sus ejércitos para resistir fuertes ataques de sus rivales y contraatacar arrasando las ciudades y legiones enemigas. El cuarto donde tenía el PC era una montaña de basura, un hedor nauseabundo se apreciaba desde fuera de su vivienda si te acercabas a menos de 5 metros de su puerta.
El jamás abría la puerta a nadie, varias veces los vecinos habían llamado a la policía pensando que había fallecido y se estaba pudriendo entre el hedor de la mierda que ocupaba su casa, Paco cuando veía a través de la mirilla que quien llamaba era la poli contestaba sin abrir la puerta y decía: estoy bien, déjenme en paz. Todos los vecinos y conocidos de Paco pensaban que había perdido la cabeza, pero el en cambio pensaba que eran los demás los que estaban locos viviendo en esa jungla de mentiras y engaños, de falsa felicidad a costa de explotación.
Se conectaba a varios chats exclusivos de
hikikomoris, no quería comunicarse con gente adaptada socialmente, para el la sociedad había sido su verdugo y su carcelero, quien destrozo la libertad que tenía.
Compraba artilugios por Internet, había comprado una
muñeca hinchable realista que le había costado el subsidio de un mes, a la que se follaba mientras veía videos porno bajados de Internet, lo único que limpiaba era la jodida muñeca inexpresiva, cada vez que descargaba su podrida leche sobre el coño artificial lavaba en la bañera delicadamente las zonas donde había eyaculado, para que la próxima vez no se quedara pegajosa.
También había comprado varios modelos de
consoladores de última generación con los cuales practicaba sexo anal, solo la muñeca no le excitaba lo suficiente y se introducía en su sucio ano su extensa colección de consoladores y mientras en ocasiones usaba la boca succionadora modelo Silvia Saint que por supuesto adquirió por Internet.. Paco solo echaba de menos una cosa del mundo real, un polvo de verdad, sentir a una mujer caliente y hermosa friccionándose con su cuerpo, el tacto de unos senos turgentes y unos pezones duros y erectos, pero el tener que enfrentarse a la realidad se lo impedía, era un precio demasiado alto.
Esa era el día a día de Paco, para el no existía ni el día ni la noche, ni los días laborables ni los fines de semana, en el ciberespacio todo eso no cabía, no habían horarios ni obligaciones, solo tenia las obligaciones fisiológicas que su cuerpo le dictaba...
CONTINUARA...